miércoles, 18 de julio de 2012

Las diez cosas que más te agobian (y diez consejos para evitarlas)


 Las relaciones con los demás no son fáciles y a menudo nos vemos enfrentados a situaciones en las que hemos de soportar a personas cuyas actitudes nos agobian. En otras ocasiones, son defectos nuestros los que nos provocan un malestar continuado que degenera en estrés.
1. Tu pareja. Cuando las cosas van bien, estupendo, pero cuando van mal, no hay nada peor para los nervios que una mala relación con la persona a la que estás afectivamente vinculado. Una mala convivencia mata cualquier posibilidad de bienestar, y si se mantiene en el tiempo acaba generando problemas muy serios. Es mejor no llegar a esos extremos, y aclarar las cosas antes. Y si no es posible, tendrás que plantearte si estás con la persona adecuada…
2. Que la gente no cumpla su parte. Depender de los demás, lo que es muy frecuente en nuestras vidas, suele generar problemas emocionales, máxime cuando, en lugar de hacer lo que deben, incumplen aquello a lo que se habían comprometido. Estar en manos de personas informales suele ser muy estresante. La clave, anticipar soluciones alternativas por si te fallan.
3. No entender de qué van las cosas. No es fácil manejarse en escenarios cuyas reglas no son claras. Por eso, cuando se exige el cumplimiento de una tarea profesional o emocional que no ha sido explicada correctamente, muchas personas se sienten agobiadas. Es bueno, en esas ocasiones, no dejarse llevar. La incertidumbre nos paraliza, pero basta con seguir adelante, sin dejar que el mal rollo te detenga, para tomar conciencia de que la situación era más sencilla de lo que nos parecía.
4. Las personas que nunca se callan. Hay gente que siempre tiene algo que contar y a la que además le gusta hacerlo a voz en grito. Son personas agotadoras, con las que no cabe otro remedio que ponerlas en su sitio. No contemporices: lo ideal es hacerles saber lo antes posible que se están excediendo, porque estas personas no suelen tener límite.
5. Los ignorantes. Las trabas que te encuentras en la vida no siempre están justificadas, y con más frecuencia de la debida provienen de personas cuyo nivel de comprensión intelectual deja mucho que desear. Quien ha logrado conseguir sus objetivos vitales ha pasado por estas situaciones sin prestarlas demasiada atención.
6. Ser el centro de atención. Que fijen la mirada en ti suele causar estrés de forma inmediata. Ya sea porque estés realizando un trabajo y los compañeros o el jefe no aparten su mirada de tu ordenador, porque todo el mundo se vuelva inesperadamente hacia ti en un lugar público, o porque estés a punto de hablar en una reunión muy concurrida, sentirse observado se convierte en una situación muy incómoda para aquellas personas que no están acostumbradas. Es un miedo muy ligado a la vergüenza que se vence con la práctica.
7. Una mala relación con el orden. Cuando las personas que te rodean son muy puntillosas o desordenadas en exceso establecen un tipo de convivencia (laboral o personal) que desgasta mucho. No encontrar nunca lo que te es necesario (especialmente en el trabajo) o tener que seguir normas muy rígidas a la hora de guardar las cosas provoca tensiones con demasiada habitualidad. En este caso hay que establecer fronteras muy precisas y no dejar que las traspasen.
8. El compromiso. Hacer las cosas por obligación es una tarea pesada que puede llegar a ser estresante si se prolonga en el tiempo. Sentir que no disponemos de espacio para nosotros o que siempre estamos supeditándonos a lo que los demás (o nuestros deberes) nos exigen termina quemando. Pero para este tipo de problemas no hay otra solución que pensarlo bien antes de decir sí a lo que nos piden.
9. Las malas relaciones laborales. Tu jefe o tus empleados pueden ser una fuente de infelicidad grande. Pasamos gran parte del día en el trabajo, ycuando las relaciones que establecemos allí son negativas, resulta muy difícil que nuestra vida no se resienta. No es posible llegar a casa y hacer borrón y cuenta nueva. Hay mil estrategias para mejorar tu vida laboral, pero la mejor es intentar encontrar otro empleo.
10. La impotencia. Esas situaciones ante las que nada se puede hacer y que te condenan a la pasividad suelen generar mucha angustia. Pero además de aceptar tus límites (no siempre podemos tener una presencia tan efectiva como nos gustaría), debes ser consciente de que ya llegarán tiempos y escenarios mejores.

No puedo


“No puedo” es la peor frase que se ha escrito o hablado, haciendo más daño que la calumnia o las mentiras. Sobre ella muchos espíritus fuertes se han quebrantado y con ella muchos buenos propósitos mueren.
Brota, cada mañana, de los labios de quienes no piensan y nos roban del valor que necesitamos durante el día.
Suena en nuestros oídos como una advertencia enviada a tiempo y se ríe cuando tropezamos y caemos por el camino.
“No puedo” es la madre de la iniciativa débil; es quien prohija al terror y al trabajo a medio hacer.
Debilita los esfuerzos de inteligentes artesanos y hace del que labora un indolente conformista.
Envenena el alma del hombre con visión, aplasta en su infancia muchos planes.
Saluda al trabajo honesto con abierto desprecio y se burla de las esperanzas y lo sueños del hombre.
“No puedo” es una frase que nadie debiera pronunciar sin ruborizarse; el pronunciarla debiera ser motivo de vergüenza.
Diariamente aplasta la ambición y el valor; devasta el propósito del hombre y acorta sus metas. Despréciala con todo tu odio por el error que inculca; rehúsale el alojamiento que busca en tu mente.
Ármate contra ella como contra una criatura de terror y todo lo que soñamos algún día lo obtendremos.
“No puedo” es la frase que, para la ambición, es un enemigo emboscado que busca destruir nuestra voluntad. Su presa es, para siempre, el hombre con una misión y se inclina tan solo ante el valor, la paciencia y la habilidad.
Ódiala, con odio profundo y permanente, porque una vez bienvenida, quebrantará a todo hombre, sin importar la meta que esté buscando. Más bien, sigue intentándolo y respóndele a ese demonio diciéndole: “Sí puedo”.
Edgar A. Guest
Vía Renuevo de Plenitud

Perfil de una Gran Persona


Éste es el Perfil de una gran Persona:
Mantiene su modo de pensar independientemente de la opinión pública.
Es tranquilo, paciente; ni grita, ni se desespera.
Piensa con claridad, habla con inteligencia, vive con sencillez.
Es del futuro, no del pasado.
Siempre tiene tiempo.
No desprecia a ningún ser humano.
Capta la impresión de los vastos silencios de la naturaleza: el cielo, el océano, el desierto.
No siente vanidad. Como no busca alabanza, no se le puede ofender. Siempre tiene más de lo que cree que merece.
Está siempre dispuesto a aprender aun de los niños.
Trabaja por el placer del trabajo no por la recompensa material.
Vive cierto aislamiento espiritual a donde no llega ni la alabanza ni la censura. Sin embargo, su aislamiento no es frío: ama, sufre, piensa, comprende.
Lo que usted tiene, dinero o posición social, no significa nada para él.
Le importa sólo lo que usted es.
Cambia su opinión fácilmente en cuanto ve su error.
No respeta la consistencia venerada por los espíritus pequeños.
Respeta sólo la verdad.
Tiene mente de adulto y corazón de niño.
Vía Renuevo de Plenitud

Hoy voy a ser tenaz


Voy a seguir adelante aunque todo parezca perdido.
Voy a insistir porque la perseverancia convierte en fuerte al débil.
Aún tengo fuerzas como el atleta que llega a la meta, feliz de haber superado los instantes de desaliento.
Con una firme confianza soy capaz de alejar las dudas y con una esperanza recia soy capaz de dominar el desánimo.
Me abro camino como el agua que avanza incontenible hacia el océano.
Vuelvo con la tenacidad de las gaviotas cuando el viento es contrario.
Sé que puedo recobrar el entusiasmo si recuerdo triunfos vividos y crisis que antes he superado.
Sé que nada me puede detener si cuento con aquellos que me quieren, con el poder de la fe y la energía del amor.
No hay tempestad sin calma y no hay noche sin amanecer.
No me desespero porque el abecedario del dolor también tiene su letra zeta.
Con mucha fortaleza voy a salir adelante ya que ninguna crisis doblega a las almas fuertes.

La necesidad del amor


A lo largo de la vida hay etapas en las que la palabra “amor” tiene diferentes significados, colores y matices para nosotros.
El amor es algo muy complejo y cada cual lo vive diferentemente.
Para unas personas el amor debe implicar compromiso, otras piensan que si son amadas serán felices, otras piensan que es algo que dura para siempre mientras otras temen por la caducidad que pueda tener.
Y sin embargo, pese a los diferentes modos de verlo, todos queremos tener amor.
De toda la vida se nos ha enseñado que el amor conlleva compromiso, que si alguien te ama lógicamente también querrá comprometerse contigo. Pero no es así, se puede amar a una persona sin tener ganas de comprometerse. Quizás sea conveniente que evites el amor que se entrega sin compromiso.
Por lo general, tan pronto escuchamos decir “mi amor”, “te amo”, de inmediato pensamos que si alguien nos quiere estará dispuesto a dejarlo todo de lado por estar a nuestro lado.
Pero no siempre es así  y aunque pueda doler darse cuenta de ello, debemos aprender a reconocer que muchas veces quieren entregarnos un amor sin compromiso, un amor que no toma el camino que deseamos.
La palabra “amor” la sentimos como si de una palabra mágica se tratase, como algo que está destinado a durar para siempre y que por ello mismo, lógicamente conllevará compromiso. Pero si tan pronto escuchamos esas palabras pensamos que será así, puede que estemos cometiendo un grave error.
El amor es algo que uno mismo debe entregarse:
El amor debe ser sentido y vivido por uno mismo, como quieras: lo puedes envolver en pañuelos de sedas, guardarlo en baúles… puede ser tan bueno como tú quieras que sea, lo puedes vivir a tu manera.
Sólo serás completamente feliz cuando logres comprender que el amor te debe hacer feliz a ti mismo. En el momento que así lo vivas llegarás a comprender por fin que la felicidad depende de ti, solamente de ti, de tus aciertos y tus errores, de las cosas buenas que puedas vivir o sentir.
- Eres dueño de ti mismo -
Debes descubrir que el amor y la felicidad no es algo que dependa de otras personas sino que de ti mismo.
Se puede ser muy feliz aun en la más completa soledad. A veces estando solo puedes tener la paz que necesitas, incluso puede llegar a ser tu mejor compañera (la propia soledad), porque tú mismo eres fuente inagotable de amor. Incluso puedes dar y repartir amor a los demás sin necesidad de entregárselo a una sola persona.
Nuestras vidas serán satisfechas cuando lleguemos a comprender que el amor no es cuestión de tener pareja sino algo que ya está a nuestro alcance: Nosotros mismos somos los dueños de nuestro propio destino y de la felicidad de nuestro corazón. No es algo que se nos deba entregar porque es algo que ya tenemos, sólo que a veces tenemos que darnos cuenta de ello.
La palabra “AMOR” la puedes vivir y disfrutar intensamente con todas tus ganas, siempre que no te hagas dependiente de nada ni nadie.
No permitas que el amor te haga ni dependiente, pero tampoco posesivo con nada.
Aprendamos a dejar salir de nuestras vidas lo que no va con nosotros, no permitamos que nos manipulen el corazón o los sentimientos en nombre del amor. Alejemos lo malo de nuestra vida, no permitamos que gobiernen nuestros sentimientos o nuestra persona.
Creer o esperar que nuestra felicidad depende del amor que otras personas nos entreguen es un error y algo que debes olvidar ya mismo; pensar así sólo te traerá decepciones, penas y tristezas. Nadie puede vivir la vida de otros, nuestra felicidad está dentro de nosotros y sólo nosotros mandamos sobre nuestro cuerpo y mente.
El amor podrá morar eternamente en tu corazón siempre y cuando no dejes que tu felicidad dependa de otras personas.
Eres tan capaz y valeroso que todo está en tus manos, tú eres el constructor de tu vida y felicidad, nadie te puede quitar ese privilegio, eso sólo te corresponde a ti.
El amor y la felicidad es un regalo para uno mismo, es regalarse paz, es soltar las cargas, es decidir mirar la luz de nuevo y con determinación caminar hacia ella. Todo lo bueno está dentro de ti, anímate a amar y dar felicidad sin esperar que te lo den, no lo esperes, sólo regálalo.

Los Últimos Cinco Minutos!


Si te levantas por la mañana tan agotado como cuando te acostaste la noche anterior, intenta recordar en qué estabas pensando los últimos cinco minutos antes de dormirte. Lo que pienses durante esos cinco minutos, va a impactar tu dormir y esto determinará cómo será el próximo día.
Cuando duermes, tu percepción consciente descansa, pero tu mente inconsciente permanece activa. Los sicólogos se refieren al subconsciente como el “subdirector auxiliar de la vida.” Cuando la mente consciente está “fuera de acción”, la subconsciente asume el control. El subconsciente cumple con las órdenes que recibe, aún cuando no estés al tanto de ello.
Por ejemplo, si los últimos minutos antes de dormir los inviertes preocupándote, el subconsciente graba este sentir, lo cataloga como temor y entonces actúa como si fuera realidad. Como resultado, los músculos permanecen en tensión, los nervios están de punta y los órganos del cuerpo se alteran, lo que significa que el cuerpo no está descansando en realidad.
Sin embargo, si esos últimos minutos son invertidos en contemplar una gran idea, un verso inspirador o un pensamiento calmado y alentador, el sistema nervioso interpretará: “Todo anda bien”, y pondrá el cuerpo en un estado de relajamiento y paz. Esto te ayuda a despertar estimulado, fortalecido y confiado.